sábado, 27 de septiembre de 2008

EL ODREN NO IPMOTRA

SGEUN UN ETSDUIO DE UNA UIVENRSDIAD IGNLSEA,
NO IPMOTRA EL ODREN EN EL QUE ALS LTEARS ETSAN ERSCIATS,

LA UICNA CSOA IPORMTNATE ES QUE
LA PMRIREA Y LA UTLIMA LTERA ESETN ECSRITAS EN LA PSIOCICON COCRRTEA.
EL RSTEO PEUDEN TTAOLMNTEE MAL Y

AUN PORDAS LERELO SIN POBREAMS.

ETSO ES PQUORE NO LEMEOS CADA LTERA POR SI MSIMA,
SNIO LA PAALBRA EN UN TDOO.
PRESNOAMELNTE ME PREACE ICRNEILBE, TNATOS AOÑS DE COLGEIO A AL MRIEDA...




sábado, 13 de septiembre de 2008

La rebelión de los de "abajo"- una entrada inseperada (3 días después del Perú - Argentina)

TEORÍA: LA RAZÓN NO EXISTE – PRINCIPIO FILOSÓFICO DE LA ENTRADA- ESCUELA RELATIVISTA

No soy de hablar de fútbol (y no es que no me guste, solo que no tengo la propiedad para hacerlo) pero esto vale la pena mencionar.

Nadie puede creer que Bolivia haya empatado a cero con el pentacampeón mundial en tierras cariocas, y si eso fue posible, yo creo que cualquier cosa también lo es, como empatar con Argentina.

LA “PREVIA”

Hace dos semanas nadie daba un pedo por el Perú que venia de perder 6 a 0 con Uruguay. El país entero vivía resentido, sentimiento que en algo se opacó luego de ganarle 1 a 0 a Venezuela, y si hubo algo por resaltar de aquella bicolor fue la actitud (cabe recordar que Perú no jugó y no jugará con sus figuras más “importantes”).

La gente se alegró con el pequeño reflote, pero de ahí venía la pesadilla, y esa pesadilla tenía nombre: Argentina.

Los antecedentes mandan: últimas eliminatorias: P-0 A-2 (Lima), A-2 P-0 (Buenos Aires), Copa América Perú 2004: P-0 A-1, Copa América Venezuela 2007 A-4 P-0. Argentina: Campeón olímpico, Perú: vino de ganarle 1 a 0 a su similar de Venezuela recuperando su autoestima. Equipo Argentino: más de 200 millones de euros al año. Perú, bueno, ni la mitad pero comen bien.

Argentina jugaba sin 3 figuras importantes que eran reemplazadas por otras figuras importantes. Perú, sin 4 de sus “mejorcitos”, un suspendido y 3 semilesionados que arrancaban. Se le venia la noche a la bicolor, a Perú le tocaba “bailar con la más fea”. Si Brasil de visitante goleó a Chile ¿Por qué Argentina no le iba a ganar a Perú? Como dijo la prensa gaucha: “Argentina se iba de shopping” Perfecta oportunidad para que la albiceleste recupere los puntos no ganados anteriormente. Y Perú…a jugar con todo y ver que pasa.

La mayoría de peruanos pensaban que Argentina nos iba a hacer “bailar tango”, nos iba a dar de alma. Yo creía que el monumental iba a estar casi vacío, pero confiaba en un resultado no negativo por parte de mi equipo, y si perdía (que era una latente posibilidad), no sería una goleada.

CRÓNICA DE UN HINCHA QUE NO FUE AL ESTADIO Y NO VIÓ TODO EL PARTIDO, PERO ESTUVO TOTALMENTE AL PENDIENTE (como la mayoría de peruanos)

Miércoles 10/09 y ya se habían dicho muchas cosas del partido, tanto los periodistas como la gente normal (o sea yo). Una portada que no recuerdo muy bien si era de periódico o de noticiero el día anterior manifestaba: “Argentina va por la razón y Perú por el milagro”. Era obvio quien iba como favorito (lejos de ser visita o local), hasta el mismo miércoles.

En la mañana me referí pocas veces al partido, le pedí a mi viejo su pronóstico y me dijo que la vista nos ganaba. Yo pronostiqué el empate e hicimos una apuesta. Papá de Joseph: Argentina / Joseph: Empatan, aunque se me cruzó apostar por la victoria. Ya quería que anochezca, no podía esperar. Pero esas ganas serían casi en vano porque el horario de la universidad me hace salir a las 22:00hrs, solo alcanzaba ver el segundo tiempo, pero no importaba, con una radio y mi imaginación, no habría problemas en la universidad, al menos para enterarme de los goles.

En la tarde, esperando el carro en el paradero veía los titulares de los diarios y estaban más optimistas que nunca. Podíamos ganar, era posible. Me alegró mucho ver la unión y el aliento generado, y recordando el conmovedor tema musical que promociona la selección me puse entre emocionado y nervioso, como si yo fuera a jugar esa noche. De todas maneras en algo tenía que apoyar, así que mencioné mi pronóstico antes de acabar el programa que conduzco en la radio: No estábamos jugando con extraterrestres y era posible ganar o al menos no perder. Vi a mi profesor asesor en interno riéndose en buena manera, como que él estaba en el grupo de los pesimistas, pero igual mis comentarios salieron al aire y no hubo problemas con eso. Cada vez que podía derramaba optimismo, ese optimismo que muchas veces hace falta, pero felizmente ese día no fue así.

Ya en la universidad, en la noche, las bromas sobre el partido eran constantes: ¡vamos a ganar!, ¡hoy gana Perú carajo!, etc. ¿Profe hoy gana Perú? ¡Por supuesto!. Era una manera de opacar la desconfianza que algunos tenían dentro de sí y no la querían mostrar.

Siendo las 20:00hrs. (Hora y media para el partido) me enteré que las entradas estaban agotadas. No lo podía creer. Un profesor lo dijo en clase y otra vez la canción esa para hacerme alucinar que tengo un número en la espalda y esa noche jugaría por mi país. Muchas cosas pasaron por mi mente, estaba sintiendo algo extrañísimo.

Última hora de la universidad, en el cambio todos se empezaron a ir, bueno, casi todos, al menos el 70% de alumnos se estaban yendo. ¿El salón a la última hora? Casi vacío. No tocaba examen en aquel curso, así que me podía ir… pero no lo hice. Al menos tenía mi radio.

Mientras el profesor hacía su clase la ansiedad me invadía. El reloj perdía la carrera con las tortugas y de cuando en cuando me ponía el auricular para ver como estaba el asunto, pasaban entrevistas y se escuchaba el rugir de la gente desde las tribunas, todos con la esperanza puesta en el equipo. Luego, el himno nacional se escuchaba por la radio y las ganas de cantarlo me tentaron. Puse media atención a la clase y media atención al auricular ¡hasta que empezó el partido! y todo mi ser se desvió a mi radio. No era el único escuchando, ya que se escuchaban otras narraciones como susurros entre el salón.

21:58hrs. Y el profesor nos botó a todos. Se dio cuenta que no podía dar una clase así y apuró su hora de salida. Todo estaba marchando bien, sin goles y la hora exacta para irme a mi casa, pero al llegar al paradero encontraría otro problema: no habían carros, realmente no había nada. Esperaba y esperaba mientras mi imaginación a lo que podía reproducía el partido.

Podía sentir que la selección estaba jugando mejor que nunca, estaba “aguantando bien” como me dijo alguien que me encontré por allí. Alos 30´ el partido iba sin goles y los ataques argentinos eran tantos como los peruanos, que se sobre esmeraban por hacer respetar la casa.

Tuve que tomar un taxi para poder llegar a casa, junto con otros “aficionadosresponsablesuniversitarios” casi vecinos míos, que queriendo ver el fútbol, no faltaron a clases aquel día. Juntos obligamos al taxista a volar, cosa que hizo muy bien porque me dio el tiempo para llegar al segundo periodo, donde estaba todo lo que quise ver.

El segundo tiempo

Llegué a casa a ver el segundo tiempo. Era excelente ver jugar a la selección “sudando la camiseta” por ganar. Argentina hacía lo suyo, pero Perú en ningún momento se sintió menos que la albiceleste, actitud que fue importantísima para no decaer en el desorden ni en la derrota.

En aquella habitación estábamos seis personas, una de ellas durmiendo pues tiene cuatro años (mi hermano), y los otros cinco con el gol en punta de la lengua cada vez que la bicolor tocaba la puerta de su visita, bueno, no todos, solo yo, tanto así que mi viejo (al que no le importaba la apuesta por la forma en que jugaba Perú) me mandó a otra habitación a seguir viendo el juego.

82´, un centro de Riquelme que encontró a un Cambiasso desmarcado justo en un pequeño parpadeo de la defensa nacional, fue suficiente para callar a todo un país, para matar sus esperanzas de un resultado no negativo, un país que incluso pensó con que pudo ganar.

Un frío pasó por mi cuerpo. No lo pude creer, faltando poco tiempo llegó el descuento visitante. Mientras veia por la televisión celebran a Cambiasso, y a Butrón reclamar a su defensa, pensaba en muchas cosas, como los titulares de la prensa y los comentarios de todos al día siguiente: “Jugamos como nunca… perdimos como siempre”. No podía ser, era demasiado perfecto para que acabe así, si bien en el fútbol no hay justicia sería terrible una derrota por toda la emoción derramada. La apuesta me llegaba al huevo. Si yo era el salado hubiera apostado a la albiceleste. Tuve ganas de llorar, atiné a regresar a la habitación donde estaban todos y mis únicas palabras fueron “nos fuimos a la mierda”. Las caras de los demás me daban la razón.

Mirando y mirando como Argentina hacía tiempo, de repente lo vi. Minuto noventa y pico: el “loco” Vargas, quien estaba totalmente cansado, le robó una pelota a Messi y apoyado en una pared de Rengifo, se puso a correr a todo dar en la banda izquierda superando la marca de Battaglia, quien le quiso jalar la camiseta ya que no podía detenerlo. Vargas sin detenerse y sacándose la marca y las manos del argentino, llegó casi hasta el final de la cancha y mando un centro que interceptó el “cholo” Fano, mandando a la redonda en un viaje sin retorno y sin escalas hacia fondo del arco de Carrizo.

¡Gol carajo!, ¡gol conchasumadre!, ¡gol peruano carajo!, al minuto 93 le quitamos la victoria del bolsillo al rival, ¡gol! En todas las calles vacías esa palabra mágica llena de alegría invadió la cuidad. No nos habían ganado como muchos, entre argentinos y peruanos, habían profetizado. Carlos Amarilla, el réferi, dijo que el tiempo no daba para más y culminó, culminó el partido. 1-1.

No lo podía creer, el la tele pasaban la repetición de gol una y otra vez, y no me aburría, gritamos como locos (mi hermano no se despertó felizmente). La hinchada feliz en el estadio gritaba y coreaba los nombres de los héroes que salieron a batirse a muerte con los rivales, que esta vez, no pudieron “salirse con las suya”, fue un empate con sabor a victoria.

Me quedé hasta muy tarde viendo las conferencias de prensa y la repetición del gol que no me dejaba de emocionar, casi hasta las lágrimas. Al día siguiente, los periódicos deportivos se acabaron a las 9AM aproximadamente. Ese día caminé mucho, no para buscar un diario, sino para ir a la universidad, recordaba la canción de la sele que me robó las emociones nuevamente. La verdad, ese día, no me importó si no clasificabamos al mundial, y menos si lo haremos alguna vez, no me importó nada, mandé a las razones a la mierda ya que por primera vez en mucho tiempo, vi una selección hecha de hombres y no de nombres, que es lo que queremos ver.