miércoles, 27 de enero de 2010

El escuchar música...




Escuchar música es toda una inversión de tiempo. Aparte de que la música es un arte, el escucharla también lo es. Una disposición de los oídos. Los tímpanos se preparan para recibir a las ondas que en muchos casos comparten su placer haciéndonos gozar esos deliciosos cosquilleos y ese frio en todo el cuerpo, algo así como nervios, pero menos temblorosos.

Usualmente la gente escucha música mientras va haciendo otras cosas: trabajando, estudiando, manejando, utilizando el internet, escribiendo, etc. Los oídos no son sentidos egoístas (felizmente), no se resienten si no les damos la exclusividad para hacernos sentir; pero si no le damos toda la atención probablemente no recibamos todo el beneficio que tienen para nosotros.

A que voy con estas líneas (dejando la pastrulada de lado por un rato). Escuchar música es todo un arte, y merece la disposición como tal, por una vez entreguemos la exclusividad a los oídos y ellos se apoderarán de nosotros (inyectándonos su placer), entrando en ese exelente estado corporal, casi casi como un éxtasis.

Puede ser sentado o echado, si usas audífonos mejor; para así disfrutar y evitar esos ruidos molestos, y asegúrate de que el audio sea bueno y la canción te encante. Yo tengo mis gustos musicales, tú tienes los tuyos (no escribiré de música hoy, ni recomendaré algún genero específico). La o las canciones elegidas deben ser muy intensas, las mejores para disfrutar y sentir esa expresión auditiva.

Caminar, tomar algo, cerrar los ojos, imaginar (alucinar salvajemente), fumar, hacer poesía. Todos lo que ella ocasione es bueno, todo lo que esas hermosas ondas tienen para darnos es lo mejor… intocable pero excelente.

No es necesario ser músico ni artista para poder hacerlo, solo es necesario saber darse a sentir. La música es hermosa... ¡Te amo por ser tan bella!







Soundtrack: Here Comes The Sun - Bossa in Beatles

sábado, 16 de enero de 2010

De navidad y otros usuales (más vale tarde que nunca)



Acabamos de despedir las fiestas nuevamente; un año más lleno de compras, visitas, pavo, ofertas, ladrones, panetón, juguetes, y esas otras cosas que nos recuerdan la navidad (algunas que nos gustan, otras no).

Todos tenemos opiniones al respecto. Para algunos es como un día más en sus vidas, otros van adoptando esa conducta “navideña” algunas veces cursi (¿qué haríamos sin ellos?) Se preocupan por la familia, el panetón, el ambiente, etc.

Recopilando distintas opiniones, he tratado de hacer este top 5 (más vale tarde que nunca) de aquellas cosas que nos recuerdan a nuestra navidad. Si no estás de acuerdo o crees que olvidé algo, házmelo saber.

Mención honrosa (fuera del top) a que el 25 es aburridísimo. Muchos se la pasan sin nada que hacer. También para el árbol y Papá Noel.

Sin más preámbulos comenzamos:

5- La TV -Si hablamos de mensajes, uno que se pone  recontra navideño es la televisión. Es quincena de noviembre y ya salen los comerciales “¡Vive la navidad en metro, arroz costeño 4 soles el kilo!” sin mencionar las ofertas de los juguetes (que no son ciertas valga la mención, los juguetes son caros) generando los tumultos en las tiendas, todos haciendo compras el 24 y 31 por la tarde (quien no).

4- El chocolate – El que menos lo ha escuchado decir (o lo ha pensado) “Hace demasiado calor para chocolate caliente” referente a esa tradición gringa, ya que ellos lo toman por el invierno durante la navidad; no como nosotros: En verano, todos los años su chocolatito con panteón, y si lo tomas como desayuno el 25… sería con hielo porque sino “¡no pasa, no pasa!”.

3- El pavo -  Todas las navidades mi papá siempre dice “saboréenlo  bien, que de acá no comemos hasta el otro año” (hablo del pavo porsiacaso). El pavo es rico, pero si se preparara eventualmente sería mejor, en vez de comerlo en distintos experimentos culinarios por una o dos semanas (estas fiestas mi vieja le puso salsa de tomate con cebolla al pavo. Estaba rico, y es un buen ejemplo).

2- Tiendas y tumultos - Si sabemos que para vísperas de fiestas los precios van a subir, el alboroto aumentará y la combi te cobrará una china más ¿Por qué esperamos la última hora para hacer las compras? Y me pongo primero en la fila. Aumenta la actividad comercial, por lo cual los vendedores se ponen necios ante el regateo; y por si fuera poco aumenta el movimiento delincuencial, ya que los “chorizos” también quieren su “paketón” por fiestas.

1 – Los “Toribianitos” - Todas las navidades de mi vida, TODAS, he escuchado los mismos villancicos que me van a volver loco. Lugar, galería o centro comercial donde voy no deja de sonar:”Burrito sabanero”, “Los peces en el rio”,”vamos pastores vamos”, “Somos los niños cantores”, y el popular chillido “duerme el niiiiiiñoo Jesuuuuúus”. O sea, no es que quiera pasar como el grinch, pero estos villancicos ya me llegaron al chómpiras (hace poco descubrí en Youtube a los toribianitos cantando en el programa de Gisela, era el año 1989) y lo peor de todo es que siempre se venden. ¿Por qué? Es una pregunta que no me dejará de inquietar…

Terminaron las fiestas. Al menos las del otro año (por alguna inexplicable razón) se nos harán muy familiares a estas, y las anteriores. Casi, diría yo, como un deja vu.

 


miércoles, 13 de enero de 2010

El asténico y su bitácora (Por Leonardo Ledesma Watson)

“Explicarles que no hay término medio: que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social. Las cosas son así y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguirá siendo un descontento”

Mario Vargas Llosa


¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Splash! ¡Splash! Empezar con una onomatopeya no es un atropello a las percepciones y a los buenos gustos de los lectores (menos de los escritores) ¿O sí? Tampoco es la transcripción de una pelea entre Adam West y César Romero (Los recordados Batman y El Guasón sesenteros), donde nuestros antecesores no veían tanto puñete y tanta patada, sino estos coloridos esplashes marcadores de épocas. Estos pumpún y esplashes son algo bien baboso: tambores y platillos con los que se da la bienvenida al resurgimiento de las ganas de un asténico ¿Existen las ganas de un asténico? Parece que sí.


¿Quién diría no, Joseph Segundo Tarrillo Ugarte? ¿Quién diría? Es el inicio de los dieces (Con ansias espero los nuevos alocados veintes a ver si vuelve aparecer un King Oliver o un Louis Armstrong), y ambos estamos a punto de terminar la carrera universitaria. Ahora, mientras hago esta especie de “entrada inicial” o pseudoprólogo a tu página personal pienso en que para tu próximo cumpleaños lo mejor sería regalarte una corbata. Han pasado algunos años desde que abandonamos el nido colegial y ya tenemos unos pelos de menos en la cabeza y unos de más en la cara; y eso que solo cargamos una mochila de veintiún inviernos.


¿Quién lo diría? Si en la escuela no éramos ni siquiera amigos. A las justas y levantábamos la mano derecha cuando nos cruzábamos en los patios, siempre con la intención de obsequiar un saludo de compromiso y no más. Es que tú andabas con tus amigos “intelectuales de ventana”, tú eras el poeta, Renato el dibujante, Pinzas el escritor y músico, y yo simplemente el futbolista y atleta. Te lo dije un día, por teléfono, sé que siempre lo pensaste, pero por la amistad que nos une y por el respeto, jamás me dirías que ustedes decían “Ese negro es un huevón que solamente usa sus piernas, le gusta bailar con las flacas y seguramente utiliza los libros para nivelar las sillas”… no te sonrojes (No seas maricón, Chopper), yo sé que es verdad. ¿Quién diría? Años después y escribiendo –no redactando- la primera entrada de (Cómo es que se llama, voy a revisar porque no me acuerdo)…¡Cierto! Asténico. Hoy y siempre.


Luego del delicado deceso de Vozenoff (Rest in peace), tu nuevo hueco será este. Y sí que lo elegiste con sabiduría (Haciéndole caso a Pedro y no a ti mismo). Por lo pronto elegiste algunas fotografías interesantes y has hecho que mi seguridad tambalee por varios minutos; ya no sé si prefiero a Jorge Luis Borges o a Jennifer Aniston, me la has puesto difícil. Escribiste un perfil jalador, digno de cualquier buen publicista que se jacte de tener “Cayetano Heredia”, le pusiste un relojito plomizo, (muy útil la verdad) y personalizaste el espacio de la misma manera en que un perro se rasca las pulgas: con mucha dedicación.


Ahora, todos aquellos quienes haremos un sitio en la agenda y te vamos a seguir no podemos ser timados ni estafados. Tus entradas deberán ser dignas del recorrido de los ojos, pero no te presiones, si no lo son igual las vamos a leer. Ya tienes internet y andas pegado a la pantalla cual pastrulo al paco, así que no hay excusas, tú no eres yo, eres asténico, pero no vago, no produces desordenado ni lento (Aunque para leer sí que te demoras, ese Aleph lo vi bajo tu axila durante todo el último ciclo).


Queridos lectores. ¡Joseph sabe! Este jovencito que antes llevaba el peinado de Mercedes Sosa y que trabaja en un laboratorio médico pero jamás me ha recomendado un medicamento tiene estilo, tiene caché, tiene flow; tiene “pasta” de poeta postmoderno, de prosista sosegado, de músico idealista y de publicista pánfilo. De seguro si lo siguen, se llevarán una, dos, tres sorpresas, ¿cuatro?…no lo sé. Éxitos mediatos y largos en el único mundo del que no te pueden jalonear ni exterminar: en el de las ideas y las palabras que siempre han de surgir.

Leonardo Ledesma Watson
Escritor sin un libro publicado,
aún. Amigo de Joseph Tarrillo



¡Gracias Leo!