sábado, 28 de junio de 2008

Huaraz...cuatro años después

Domingo seis y media de la tarde. Un grupo de chicos aguardan impacientes el momento para salir. No pueden evitar ser vistos, ya que un grupo de esa magnitud no pasa desapercibido en ningún lado y menos en un lugar como la misa de esa hora. Ellos estaban ahí en contra de su voluntad, y no era para menos, si dentro de media hora saldrían para Huaraz en un viaje al que prometieron ponerle alma corazón y vida.

Aquella travesía había sido cambiada una y mil veces por el comité de padres, quienes pusieron como primer destino el Cuzco. Luego de decenas de reuniones se evaluaron otras alternativas más cómodas. Al final optaron por Huaraz, como premio consuelo a las promociones que aspiran a grandes cosas con malos manejos. Total, ¿es mejor que no viajar, no?

Por fin el momento esperado, fuera del templo aguardaba un bus que nos llevaría a la cuidad del destino… Huaraz. Comenzaron subiendo los que pagaron primero, que eran la mayor parte de la promoción. Los que quedamos (por no pagar a tiempo) subimos a una combi que nos llevó a un terminal en Cercado de Lima donde abordamos el transporte a nuestros destinos.

Llegamos el lunes muy temprano, aproximadamente a las seis de la mañana. Con las lunas totalmente entumecidas el bus nos dejó en la puerta del hotel. Aquella calle donde este estaba ubicado despedía un ambiente de ciudad provinciana en progreso, dentro de un amanecer frio y soleado, propio de nuestra sierra. Ya ahí los chicos comenzaban a desempacar, varones en el segundo piso y mujeres en el tercero. Viajaban con nosotros cuatro profesores, cuatro mamás (Todas del comité), dos guías y un sacerdote, que hizo misa en su cuarto al llegar.

No recuerdo el nombre exacto del hotel, al parecer era el hotel “Independiente”, que ofrecía habitaciones básicas pero en buen estado y con baño incluido. Nos acomodamos tres en cada habitación. Dos horas más tarde, luego del desayuno comenzó el primer día de tour, destino: El Callejón de Huaylas. Alistamos las cámaras y las maletas de mano. Al bajar nos esperaban todos los artesanos, quienes nos ofrecían desde morrales hasta pequeña cabezas clavas. Bueno, no hace daño comprarse alguito.

CALLEJÓN DE CARAZ, DE HELADOS Y YUNGAY

Por fin arrancamos, luego de pagar el peaje y salir de la cuidad llegamos a una gran laguna, la de Yanganuco, donde ofrecían paseos en bote y luego en las orillas la deliciosa “cachanga”.

Después del almuerzo (que no fue cachanga) seguía Caraz con sus magníficos helados. Quizá para ganar interés (que lo tiene bien ganado), en aquella tienda de tres pisos nos embutieron con la historia de que estos dulces son hechos con el hielo del Huascarán, al final no importaba porque igual estaban muy buenos, en fin.

El bus se enrrumbaba por las carreteras llenas de paraíso que solo el callejón sabe dar. Así fue como apareció el panteón mas grande del Perú, donde descansa una cuidad entera: Yungay. Quedé sorprendido por todas las historias que se contaban allí, aparte de las remesas que dejó aquel cerro que ocultó toda la ciudad: pequeñas capillas que resultaron ser las torres más altas de ese entonces, buses setenteros convertidos en chatarra y piedras blancas gigantes que en algún momento aplastaron la ciudad. Allí terminó el primer día del tour.

LOS GOLPES DE LA ALTURA

Nos lo habían advertido los profesores, que nos acostemos temprano, ya que la nieve estaba muy lejos de allí, y así fue. Nos levantaron a eso de las cinco de la mañana, después de un noche de discoteca era bastante trabajoso alistarse para un lugar que no conocía, el nevado de Pastoruri (si, el que ya casi no existe, ese mismo).

Debajo de mi jean me puse unas pantis de lana que mi madre empacó (para el frió todo vale) un polo y dos casacas más que suficiente, creo yo. Cámara fotográfica, agua, y entre otras chucherías listo para conquistar la nieve.

Todos listos. Desayunamos en el camino, uno de los tantos restaurantes de carretera; chocolate, caramelo de limón y bastante mate de coca eran el escudo perfecto para enfrentar a los 5200 metros sobre nivel del mar que tiene el nevado, aunque en vez de enfrentar diría que para que no te choque tanto, porque al llegar, la historia sería otra.

Casi tres horas dura el camino de Huaraz hasta Pastoruri en bus, y al llegar había que subir a pie, ya que la dificultad del cerro impedía que el auto avance. Bajamos y la altura nos golpeó pero en la cara, caminabas quince metros y la agitación se sentía como si corrieras cincuenta, pero no había marcha atrás, si querías conocer la nieve, tenías que subir. Ese día aprendí a “chacchar” la milenaria hoja de coca, ya que estaba a cincuenta céntimos.

La subida fue horrible, tanto la parte que era para caminar como la parte que era para "escalar". Recuerdo un letrero muy alentador que decía: “Tramo difícil pero no imposible”. El guía nos decía que antes allí había nieve y por el calentamiento global esta se fue derritiendo.

Al llegar a la nieve coloqué mi bolsa en el suelo y me dediqué a descansar por un rato. Estuvimos dos horas allí y todos perdimos la batalla contra la altura, a todos nos dolía la cabeza. De regreso nos volvimos a detener en un restaurante de carretera a almorzar. Una sopa con bastante ají es suficiente para reponer los rezagosy levatar "muertos" que llevávamos, y el segundo día se termina.

LOS INCAS ERAN “CHATOS”


No recuerdo mucho la mañana de ese día, el día de Chavín de Huantar. Visitamos el lanzón monolito, que los arqueólogos no pudieron sacar, al parecer los maestros Cavinenses construyeron el templo alrededor de este monumento, que para verlo tienes que pasar por unos angostos pasadizos, que daban la impresión de que los incas eran “chatos”.

Muchos nos sorprendimos al ver el tamaño de la única cabeza clava original que sigue en pié, definitivamente se ve mas grade que en las láminas del colegio y está mas alta de lo que parece. El guía nos explicaba que posiblemente la otra cabeza esté en propiedad de algún lugareño y la otra… sabrá Dios donde.

Al regresar, casi me traigo de recuerdo una pequeña piedrita bastante curiosa de forma rectángular si no fuera porque el guía me descubrió. “Si todos los turistas se llevaran una piedra como sería esto” me dijo. En la cena le conté esto a un amigo mientras le mostraba los recuerdos que compré. Él luego de ver mis cosas, sacó una gran piedra de su bolsillo y me dijo: “Qué es mejor ¿la copia o el original?. Solo me reía con él mientras las palabras del asesor se perdían en mi cerebro.

GRACIAS TAMBO


Terminamos el tercer día y seguía la segunda y última noche de discoteca. El lugar: “El Tambo”, una de las discotecas más conocidas de Huaraz. Con su pequeño tamaño y su estilo rústico nos daba la bienvenida. Bailamos hasta más no poder, total, ¿el viaje se acababa verdad? Y ¿el colegio también verdad?, a pesar de que el trago y los cigarros estaban prohibidos por "disposiciones superiores" no fue gran impedimento para acortar la diversión nocturna en una ciudad donde nadie sabía si iba a regresar; donde fue confidente de algunas “cosas” que pasaron, liberándolos de la opresión subjetiva que Lima te da.

LA ÚLTIMA VISITA

Es el último día. Luego de llegar hasta el mirador, nos dirigimos a los baños termales de Monterrey. No pudimos entrar por “disposiciones superiores” otra vez. De todas maneras veíamos como otros se bañaban en sus marrones aguas con propiedades medicinales (lo que se dice de todas las aguas).

Luego del almuerzo los profesores nos liberaron, la tarde era toda nuestra, así que a conocer la capital y a comprar. El parecido con Lima es regular, por lo menos la parte centro. Lo demás para nada, es más tranquilo y algo rústico. La mayoría de chicos realizaban sus compras con cigarros en mano. Ya a las siete de la noche regresamos al hotel. Lo gracioso era que a los profesores los encontramos algo “picados”.

El bus nos recogió del hotel. La noche estaba húmeda, como si llorara nuestra partida y a nosotros no nos quedaba nada mas que decir: ¡adiós Huaraz!. Adiós y gracias por albergar a tantas promociones desahuciadas, gracias por hacer de Cusco o Brasil algunas veces y darnos lo mejor que tienes. Quizá algunos no volverán jamás, yo hasta ahora no he vuelto a ir. Pero nada impedirá que te lleve en mi mente adolescente, gracias Huaraz, por ser Huaraz.









9 comentarios:

Steph dijo...

puaaaaaa.. yo no fui de viaje de promoción :(

a lo que llegue fue a irme a Caral mi último año de colegio y sólo por estudio...


grrrr.....



pero me vengaré!! jajaja...


me gustó la crónica...

besos Sr. Tarillo


Steph!

mar dijo...

Hoy hablamos , me pediste que comente en este blog .. y acá estoy :) Ganamos al final , ajja . Que estes de lo mejor ! Un besito ,

Anónimo dijo...

besos, siempre leo tu blog, me parece muy interesante. me lo paso una amiga de venezuela :)

besos
te dejo el mio si queres pasar

http://noeliadallazorza.blogspot.com/

Anónimo dijo...

perdon, ni yo sabia q tenia el moderador puesto, no fue por nada
besos y gracias por pasar.
noe

mar dijo...

No entendi . Extrañas a alguien o tenes a alguien lejos ?

Anónimo dijo...

gracias por pasar...
y gracias por lo q me dijiste
es verdad, suelo escribir asi, no me gustan las palabras rebuscadass

besitos

Anónimo dijo...

¿los "INCAS" eran chatos?. En último recurso podrías poner que los CHAVÍN eran chatos. Ese título está fuera de contextus, es anacrónico y fuera de water(jaja...). Atte. PURACHOTA

Anónimo dijo...

"...a pesar de que el trago y los cigarros estaban prohibidos por "disposiciones superiores" no fue gran impedimento para acortar la diversión..."----> lee:"...a pesar de que el trago y los cigarros estaban prohibidos, por "disposiciones superiores", esto no fue gran impedimento para la diversión...". REVISA. Atte. PURACHOTA

Anónimo dijo...

no has hablado de YESENIA, la huaracina erótica